Si tu perro padece de gastritis, o te preocupan sus vómitos frecuentes, seguramente querrás conocer con más detalles en que consiste el reflujo en perros.
Aunque esta patología es menos común que otros malestares gástricos, siempre vale la pena saber cómo prevenirlo, o cómo actuar en caso de tu mascota haya sido diagnosticada. En este post conocerás todo al respecto.
Causas del reflujo en perros
El reflujo gastroesofágico es causado por un mal funcionamiento del esfínter esofágico, que hace que el contenido del estómago y el duodeno suba, provocándole regurgitaciones, vómitos y malestar a nuestra mascota.
Este contenido puede ser no solo ácido gástrico, sino también otras sustancias que podrían dañar considerablemente la mucosa del esófago. Tal como sales biliares, pepsina, tripsina y bicarbonato. La consecuencia suele ser una esofagitis grave, que causará mucho dolor al animal.
Las causas específicas de este padecimiento suelen ser:
- Obesidad: La grasa acumulada alrededor de los órganos presiona al estómago, y al mismo tiempo altera la función del esfínter, ocasionando el reflujo.
- Dieta rica en grasas: Aun cuando el perro no es obeso, si lleva una dieta rica en grasas esta igualmente alterará el funcionamiento del esfínter esofágico.
- Gastritis: La irritación e inflamación de las paredes estomacales, afectan también al esfínter, por lo que el contenido del primero puede ascender hacia el esófago.
- Esofagitis: Cuando la mucosa del esófago está inflamada, esta induce al mal funcionamiento del esfínter, de modo que aparecerá reflujo.
- Vómitos crónicos: Si un perro padece de vómitos crónicos, el exceso de ácido gástrico erosiona el esófago e induce el ascenso del contenido, ya que debilita el esfínter.
- Hernia de hiato: Cuando hay una hernia de hiato, se produce una disfunción en el esfínter que provoca la subida del contenido estomacal hacia el esófago, pudiendo llegar hasta la boca del animal.
Asimismo, cuando no respetamos el ayuno previo a someter nuestro can a una cirugía, se puede producir una reducción de la presión del esfínter esofágico caudal en el momento en que se coloca el perro anestesiado boca arriba: causando el reflujo.
Síntomas más frecuentes
El reflujo de por sí, es difícil de detectar, sobre todo porque no siempre el contenido que retorna desde el estómago y el duodeno llega hasta la boca del perro. Pero cuando causa una esofagitis, sí podremos ver los siguientes síntomas:
- Vómitos.
- Regurgitación.
- Inapetencia.
- Apatía.
- Lamido frecuente.
- Salivación excesiva.
- Extensión del cuello y la cabeza al deglutir.
- Fiebre (si la esofagitis es grave)
- Depresión.
Si el contenido del reflujo es aspirado por los pulmones, esto traerá como consecuencia una neumonía por aspiración, en cuyo caso veremos a nuestra mascota toser y emitir sonidos al respirar (sibilancias).
Tratamiento del reflujo gastroesofágico canino
La forma más eficaz de diagnosticar el reflujo es mediante una endoscopía, que además servirá para que el veterinario haga un diagnóstico diferencial para determinar si el reflujo no se debe a una esofagitis, hernia de hiato o estenosis esofágica.
El tratamiento consiste en medicación y una modificación en la dieta, pero para verlo con más detalle, haremos una pequeña lista a continuación:
- Para reducir la cantidad de reflujo: Ranitidina, Cimetidina y Omeprazol.
- Para curar y proteger la mucosa esofágica: Sucralfato.
- Medicamentos procinéticos: Metoclopramida.
- Dieta baja en grasas.
Con un tratamiento adecuado y futuros hábitos de vida saludables, el pronóstico suele ser positivo.
El reflujo en perros es totalmente evitable, solo asegúrate de brindarle a tu can una buena alimentación, ejercicios y hábitos sanos. ¡Cuida siempre de tu perrete para evitarle este problema!
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