La tiña, también conocida como dermatofitosis o dermatomicosis es una enfermedad que afecta a la piel y que está causada por un hongo, en este caso, estamos ante una de las pocas enfermedades que sí puede transmitirse de un animal a un ser humano. Los hongos causantes de la tiña en conejos pueden ser varios, aunque el más común es el Trichophyton mentagrophytes.
En algunas ocasiones la tiña se presenta como una enfermedad autolimitada, es decir, que sin intervención alguna puede curarse sola ya que su curso no tiene por qué ser indefinido, sino que es limitado, no obstante, el tratamiento siempre se recomienda para prevenir una extensión o un agravamiento de las lesiones dérmicas.
Formas de contagio
El contagio de la tiña en conejos se realiza mediante una forma del microorganismo conocida como espora. Las esporas pasan de un animal infectado al medio ambiente y pueden llegar a sobrevivir en el entorno durante un periodo aproximado de 18 meses.
Las esporas pueden infectar material inerte (jaulas o accesorios), por lo que el contagio se da a través del contacto con este material infectado o bien a través del contacto directo con otro animal que ya esté sufriendo la enfermedad. Algunos animales son portadores de este microorganismo pero no desarrollan la enfermedad, por lo que no muestran síntomas, pero igualmente actúan como un foco de contagio.
Los conejos jóvenes o aquellos sometidos a situaciones de estrés presentan una mayor susceptibilidad respecto a este tipo de microorganismo.
Si nuestro conejo padece una infección fúngica en la piel y acaba desarrollando tiña podremos observar en él los siguientes síntomas: Áreas corporales con pérdida de cabello y piel seca y escamosa; lesiones dermatológicas que se extienden a otras áreas de la piel; lesiones dermatológicas que adquieren un color rojizo; síntomas de picor y molestia y heridas por los arañazos del animal con posible infección bacteriana secundaria
Diagnóstico y tratamiento
Hay varios métodos para diagnosticar la tiña, no obstante, el más fiable es realizar una pequeña extracción de las escamas y costras presentes en la lesión para llevar a cabo de forma posterior un cultivo que permitirá indicar qué tipo de microorganismo está causando la enfermedad dermatológica.
El tratamiento de la tiña en conejos puede variar dependiendo de cada caso en concreto, ya que en diversas ocasiones el conejo puede recuperarse sin necesidad de tratamiento farmacológico, únicamente con cambios en su entorno más próximo y un adecuado recorte del pelaje que siempre deberá llevarse a cabo por personal cualificado.
En el caso de requerir tratamiento farmacológico, se emplearán antifúngicos, el miconazol o clotrimazol serán aquellos de elección para realizar un tratamiento tópico, aunque si el tratamiento debe realizarse por vía oral generalmente se empleará itraconazol.
La tiña es una zoonosis, por lo que puede ser contagiada de un animal a una persona, siendo especialmente vulnerables aquellas personas con un sistema inmunitario deprimido, lo que puede ocurrir si se siguen tratamientos de quimioterapia o bien si se padece VIH o SIDA. Siempre es importante manipular al conejo con guantes y lavarse adecuadamente las manos tras cada manipulación.
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