Los parásitos en las gallinas son muy comunes y pueden provocar graves lesiones en nuestras aves de corral. Lo anterior, sobre todo, si no advertimos su presencia de forma rápida y lo tratamos de manera efectiva. En este caso, puede ser un verdadero para las aves del aviario que manejemos.
Para ser claro, un parásito es cualquier clase de organismo, tanto animal como vegetal, que se encuentra en el interior o sobre la superficie de otro y que obtienen la totalidad o gran parte de los nutrientes que necesita para sobrevivir, del huésped.
El avicultor debe estar muy atento para no permitir la proliferación de parásitos en las instalaciones donde se encuentren las aves. Por ello, deberá mantener estos espacios libres de humedad, perfectamente limpias, además de cumplir todos los protocolos de bioseguridad. En el siguiente texto te hablaremos de algunos de estos parásitos.
Los parásitos internos, que muchos conocen como endoparásitos, son aquellos que viven en el interior del organismo afectados. Por lo general, se encuentran en el aparato digestivo, aunque en ciertas ocasiones es normal encontrarlos en las vías respiratorias. Aunque afectan aves de toda edad, es más común encontrarlos en aves jóvenes.
Los coccidios y las lombrices como los nematodos o las tenias son algunos de los más frecuentes y se pueden hallar en las vías respiratorias.
La coccidiosis es una de las enfermedades aviares que más quebraderos de cabeza provoca a los avicultores y cuya principal víctima son las gallinas. Las aves de menor edad son especialmente susceptibles a esta enfermedad y, generalmente, manifiestan síntomas y lesiones más graves que las aves en edad adulta, ya que éstas son más resistentes a la acción patógena de los coccidios.
Además, las aves que el avicultor ha adquirido y ha introducido recientemente en su aviario son especialmente vulnerables, debido a las condiciones de estrés sufrido en el transporte.
Los nematodos son organismos parasitarios de tamaño microscópico y con forma de lombriz redondeada que se instalan en el tracto digestivo de las aves y que pueden causar serios contratiempos en nuestro aviario. Los nematodos son unos de los parásitos más comunes que pueden atacar a nuestras aves y, además de debilitar el estado general de ave, agravan otras enfermedades.
Los parásitos externos, también denominados ectoparásitos, a diferencia de los internos, viven fuera del organismo del ave afectado y dañan el exterior de su cuerpo. Estos agentes patógenos se esconden en las paredes, esparcidos por el suelo o entre las grietas de nuestros aviarios, por lo que el avicultor debe redoblar esfuerzos en limpieza e higiene en sus instalaciones para tratar de ahuyentar a estos dañinos microorganismos.
La prevención es la mejor arma, aunque parásitos tan nocivos como el ácaro rojo exigen medidas antiparasitarias más severas como la aplicación de productos insecticidas o desparasitantes.
Los ácaros son los parásitos más perjudiciales para la avicultura y todas las aves son vulnerables a su acción patógena. Existen diversidad de ácaros y, según su tipología, pueden ser chupadores de sangre, pueden penetrar directamente en la piel del ave afectada o vivir sobre sus plumas.
Los síntomas generales que producen los ácaros son dificultad y retraso en el crecimiento, reducción en la producción de huevos, constante irritación, pérdida de sangre y daños en el plumaje del ave.
Esta entrada ha sido publicada el 13/11/2020 10:00
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