Gatos y perros son animales sociables, y no es extraño que formen lazos de camaradería cuando conviven juntos. Sin embargo, los felinos pueden ser sumamente territoriales y poco cordiales con la llegada de un can. Por eso, si nos encontramos que mi gato no quiere a mi perro, es necesario solucionar ese problema de inmediato.
¿Quieres saber cómo hacer que un gato acepte a un perro, cuando es éste el último en llegar? Hoy te enseñamos las pautas.
Mi gato no quiere a mi perro, ¿qué hago primero?
Es más fácil hacer que un gato se acostumbre a un perro que lo contrario. Cuando el gato adulto tiene un carácter balanceado se acercará paulatinamente al can, al tiempo que este último percibirá al felino como parte de su nueva familia.
Ahora bien, cuando un minino ha tenido experiencias negativas con un perro en el pasado: como una persecución, ladridos o incluso ataques, no es extraño que bufe, arañe o se aleje asustado. Cuando entran estas reacciones en juego, ¿cómo hacer que un perro y un gato convivan?
La clave está en los siguientes pasos:
1. Adaptación progresiva
La clave para que dos especies convivan en armonía es la adaptación progresiva. Cuando llevas al cachorro a casa, debes mantenerlo, al menos los primeros días, en una habitación que el gato no considere de su interés.
Evita el salón y los lugares en que tu gato tiene su cama, alimentos o arenero. Si tu minino duerme en tu habitación, sacrifica tu sueño un par de días en pos de una convivencia futura y ve a dormir con el perro a otra habitación.
Haz que tu gato huela la mantita del can, y acarícialo luego de haber tocado al cachorro.
2. Minino al mando
Luego de tres o cuatro días, puedes pasar a las presentaciones. Nunca fuerces al gato a acercarse. Simplemente juega con el can o atiéndelo a la vista del gato, permitiendo que tu minino se aproxime si así lo desea.
Por lo general, notarás que el gato busca un puesto elevado al inicio, para evaluar de lejos si el nuevo integrante de la manada es o no una amenaza. Cuando se acerque y empiece a olisquear al cachorro, acarícialo, mímalo y dale alguna golosina por su buen comportamiento.
3. Espacios felinos
Garantiza que tu gato seguirá teniendo tu atención y cariño, así como sus espacios: que podrías incrementar con un árbol para gatos, repisas y otros juguetes. Un difusor con feromonas felinas no sería mala opción, si el minino comienza a ponerse nervioso a medida que el perro crece y empieza a jugar con él.
Presta atención a los juegos que tienen, pues estos generalmente simulan una caza. Si tu gato maúlla o bufa mientras juega con tu perro, algo no anda bien.
Para terminar, me gustaría dejarte el siguiente consejo, que nunca debes olvidar si quieres que tu gato se acostumbre a un perro: “si mi gato no quiere a mi perro, remediarlo es lo primero”. En caso de que tengas cualquier duda, siempre puedes dejarla en los comentarios, estaremos felices de contestar.
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