Antes de explicar cómo dar un masaje relajante a un gato correctamente, debemos tener claro que a la gran mayoría de los gatos les gustan y disfrutan de las caricias que les proporcionamos los humanos. Los gatos son animales que hemos domesticado y esto ha permitido que, aún siendo adultos, mantengan unas características infantiles. Para ellos sus cuidadores humanos somos como sus madres y por eso nos solicitan y aceptan de buen grado nuestros mimos.
Si observamos a nuestro gato con atención nos daremos cuenta de que, cuando se frota contra nuestro cuerpo, siempre sigue un mismo patrón, comenzando en la cara y la cabeza y terminando por el cuerpo y la cola. Este comportamiento se explica porque son sus zonas favoritas para recibir nuestro contacto debido a la presencia de feromonas que les producen un efecto relajante. Este patrón que ellos siguen nos va a dar las pistas necesarias para que nosotros realicemos el masaje correctamente, como veremos.
Los beneficios de los masajes para los gatos
Dar un masaje proporciona beneficios a quien lo recibe pero, también, a quien lo realiza. Un masaje bien hecho constituye un momento de bienestar y relajación y funciona como una herramienta para combatir el estrés, lo que va a ser beneficioso para todos los gatos y, en especial, para aquellos más vulnerables por edad o enfermedad.
Además, la relación entre cuidador y gato va a reforzarse por un adecuado contacto físico. El masaje puede convertirse en una práctica, agradable para ambos, que va a establecer, mantener y agrandar el vínculo entre humanos y felinos. Para los humanos, acariciar a un gato supone, como poco y según los estudios, un descenso de la presión arterial, lo que contribuye al mantenimiento de la salud pero, además, es de sobra conocido el éxito de las terapias implementadas en hospitales, centros para mayores o escuelas en las que se fomenta el contacto físico entre animales y humanos.
¿Cómo dar un masaje relajante a un gato?
Si recordamos cómo busca contacto con nosotros nuestro gato, observaremos que las zonas cruciales para las caricias van a ser la cara, la cabeza, el cuello, el lomo y la cola, siguiendo el orden en el que él mismo nos saluda.
Así, para explicar cómo dar un masaje relajante a nuestro gato, continuaremos su patrón con las siguientes recomendaciones: Esperaremos a que el gato se nos aproxime para iniciar la sesión.
Es básico que nosotros estemos en un momento en el que dispongamos de tiempo para dedicarle y estemos tranquilos. El estrés, las prisas o el nerviosismo por nuestra parte será percibido por el gato, de forma que es posible que prefiera alejarse. Debemos instalarnos en un lugar que nos resulte cómodo a ambos.
El contacto debe empezar de forma oral, es decir, nos dirigiremos a nuestro gato hablándole con calma y cariño, de manera que sepa que estamos interactuando con él y que lo vamos a tocar. Una vez hayamos establecido contacto podemos comenzar a acariciarle los laterales de la cara, zona en la que va a liberar feromonas apaciguadoras que aumentarán su bienestar. Para estas caricias podemos emplear los dedos extendidos o incluso solo las yemas, ejerciendo una ligera presión.
Si nuestro gato rechaza el contacto debemos parar inmediatamente y dejar el masaje para otro momento. Nunca, jamás, debemos forzarlo ya que resultaría contraproducente y nuestra relación con él se resentirá.
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