En muchas ocasiones queremos hacer algo bueno por los animales, entonces una gran cantidad de personas eligen construir un comedero para aves. De esa manera, estos hermosos animales tendrán una excusa para acercarse a nuestro hogar y, además, podremos alimentarlos de una manera segura.
Sin embargo, la pregunta clave aparece, ¿es necesario un comedero? En el siguiente texto trataremos de responder esa pregunta y, sobre todo, te daremos algunas indicaciones por si quieres construir uno.
Si bien hay lugares mejor que otros para que las aves acudan a nuestro comedero, como puede ser un jardín, patio amplio, o terraza en un primer o segundo piso, lo cierto es que sólo es cuestión de tiempo que las aves terminen encontrando el alimento, esté dónde esté.
Lo importante es minimizar los riesgos que puede suponer una ubicación errónea para las aves. Nunca lo situaremos cerca de una ventana o cristalera contra la que las aves puedan chocar. Si la zona es accesible para los gatos, el comedero se situará de tal forma que resulte imposible para el felino aproximarse a él y a las aves sin ser visto.
Teniendo en cuenta que los comederos son “un arma de doble filo”, recomendamos colocarlos únicamente en entornos urbanos, pues en este medio los patrones de distribución temporal y espacial del alimento ya están muy condicionados por factores humanos (por ejemplo los restos de comida de la terraza de un bar).
Sin embargo en medios no urbanos las aves, aún influenciadas por la actividad del ser humano (medios agrícolas por ejemplo), suelen tener fuentes de alimentos naturales a su disposición y que se distribuyen estacionalmente siguiendo los ritmos de la naturaleza. Esto hace que el impacto negativo de los comederos sobre la biología de las poblaciones de aves sea probablemente muy inferior en el medio urbano en comparación a otros tipos de ecosistemas.
Con toda probabilidad tu comedero terminará siendo visitado por un gran número de aves, y tanto trasiego en un espacio reducido dispara la posibilidad de que se transmitan enfermedades entre ellas. Para reducir este riesgo es muy importante realizar una limpieza regular del comedero, una vez cada dos semanas o más en tiempo húmedo.
Esto debemos tenerlo en cuenta a la hora de elegir el material del comedero, pues los materiales porosos como la madera sin barnizar son más difíciles de limpiar adecuadamente. Para la limpieza deberemos retirar el comedero para limpiarlo con agua y jabón, y luego limpiarlo con una solución de lejía diluida en agua (1 parte de lejía por 9 de agua).
Posteriormente lo aclararemos a conciencia y lo dejaremos secar antes de volver a depositar alimento en él. La limpieza regular también incluye la eliminación de cualquier resto de alimento “pasado” no consumido pues puede ocasionar problemas a las aves, así como la retirada de restos de comida bajo el comedero, pues pueden atraer a otros visitantes no deseados.
Esta entrada ha sido publicada el 11/12/2020 10:00
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