El estrés del perro puede estar asociado tanto a experiencias positivas como negativas, por ejemplo, activación o alegría del perro cuando llegas a casa, juego activo con otros perros, ejercicio físico intenso o prolongado, exceso de ruido en el ambiente, malas experiencias con otros perros, castigos o correcciones por parte del guía. Es importante, de igual manera, saber cómo tranquilizar a un perro nervioso y actuar en consecuencia.
Un estrés puntual y de intensidad moderada no tiene por qué ser siempre perjudicial. Cuando los niveles de estrés son excesivos o reiterados se desencadenan alteraciones fisiológicas, emocionales y de conducta, tales como ansiedad, depresión, huida, agresividad.
Muchas veces los perros con conductas problemáticas son víctimas de una mala gestión del estrés, lo que desencadena comportamientos reactivos. Un tratamiento de reducción de estrés mejorará su calidad de vida, llegando a desaparecer en gran medida los episodios de reactividad.
Signos o evidencias de que el estrés del perro ha comenzado a ser un problema son: gruñir cuando alguien se acerca a tocarlo, pérdida de apetito, bostezos y jadeos, pérdida de pelo, diarrea, vómitos, lamerse compulsivamente, estornudos, pupilas dilatadas, lloriqueos, vocalización excesiva, patas sudorosas, rascarse, disminución de la actividad, problemas en la piel o miedos irracionales.
Estos signos no deben tomarse de manera individual, sino verlos en conjunto con otras señales que el perro nos está enviando, para llegar a un diagnóstico y correcta terapia de reducción.
Cómo detectar las señales de estrés en tu perro
Cuando en el hogar se está pasando por una situación estresante, es probable que se transmita ese mismo estrés en tu perro. Por ello debes saber cómo tranquilizar un perro nervioso. Los perros son sumamente empáticos, por lo que perciben el estado de ánimo de sus dueños y tienden a adoptar los mismos sentimientos de nervios, tristeza, euforia, etc.
Una alteración de la rutina a la que tu mascota está acostumbrada puede disparar el estrés en ella. La llegada de una nueva mascota, una mudanza, un viaje, el fallecimiento de uno de sus dueños, poco ejercicio y juegos, o la soledad, son las causas más comunes.
El perro estresado presenta síntomas que alertan a los dueños sobre su estado. El perro se muestra nervioso, se sobresalta y asusta con facilidad ante movimientos o ruidos fuertes y ladra sin parar. Puede adoptar conductas obsesivas como el lamido en exceso.
Un perro sano pasa alrededor de 16 horas durmiendo. Si, por el contrario, se ve al perro con dificultades para relajarse, dormir o se muestra inquieto, es otra señal de que está padeciendo estrés.
Conductas extrañas y agresivas
El estrés en tu perro puede ser el origen de conductas agresivas hacia las personas u otros animales. Dependiendo de la personalidad del perro, puede mostrarse temeroso y más tímido de lo usual.
Una de las conductas más frecuentes en canes estresados es que comienzan a hacer sus necesidades dentro del hogar o en lugares extraños, cuando están acostumbrados a hacerlo fuera. Esto se debe a que el estrés dispara una dosis extra de adrenalina al torrente sanguíneo.
Para liberar ese exceso de adrenalina, el perro puede recurrir a la monta de otros perros sin importar el sexo, otros objetos o las piernas de las personas. No lo hace por deseo de aparearse, sino como forma de liberar tensiones.
La apatía, indiferencia y anorexia, también son signos de que el estrés en tu perro es muy alto y puede acarrear riesgos para su salud. En estos supuestos es precisa la atención médica urgente.
Aprende a tratar el estrés canino
Si el perro presenta uno o varios signos y síntomas anteriores, el dueño tendrá que tomar alguna de las siguientes medidas para aliviar el estrés de la mascota, lo que le aportará tranquilidad y bienestar. Por supuesto, se recomienda acudir al veterinario, quien indicará otros tratamientos específicos.
Si el estrés en tu perro fue provocado por la llegada de una nueva mascota, hay que evitar excluirlo del entorno habitual. Tampoco es positivo dejar que el nuevo integrante comparta los juguetes, platos, bebederos, cama, etc. Cada uno debe tener sus propias pertenencias.
Es positivo incluir dentro de los paseos lo que se llama ‘paseo olfativo’. Es decir, dejar que el perro guíe al dueño y no al contrario. De esa forma, el perro estimula su sentido más desarrollado, el olfato, mientras explora el terreno libremente.
Juegos con tu perro
Hay que elegir juegos que estimulen la actividad mental del perro, como esconder un objeto y que lo traiga al dueño. Otra cuestión a tener en cuenta es que se suele pensar que hacer jugar al perro hasta agotarlo lo ayudará a eliminar el estrés. En realidad, lo excita y exacerba su nerviosismo todavía más.
Lo más importante a la hora de tratar el estrés en tu perro es tratarlo con paciencia y cariño. Hay que evitar los gritos y las agresiones físicas, así como la exclusión y el abandono; el perro percibe el interés de su dueño y lo agradece aplacando sus nervios y mostrándose alegre y afectuoso.
Recomendaciones para el dueño
Todo lo que hacemos influye de forma positiva o negativa en nuestros perros. Por ejemplo, si estamos estresados, ellos se estresan. Así mismo, si somos conflictivos o los tratamos con dureza, crearemos en ellos un miedo que se convertirá en ansiedad y estrés.
Llegada de otras mascotas. Esto podría incluirse en un cambio de rutina, pero también podría verlo como una invasión que tu perro quizá no lleve bien.
Si has empezado a notar que tu perro sufre del primer tipo de estrés, es importante que empieces a preguntarte cuáles son las causas de este, si por ejemplo es la alimentación, te recomendamos que vengas a Mister con nuestros veterinarios para que te recomienden otro alimento; si por el contrario es la falta de ejercicio o una vida sedentaria, entonces empezar a tratar de salir más seguido a correr o a jugar con él. De esta manera podremos mejorar la calidad de vida y eliminar los niveles de este tipo de estrés en nuestro perro.
Si lo que quieres tratar es el segundo estrés, la ansiedad, debes como en el primer caso, analizar las razones por la que se producen para poder abordar el problema. Debe, ante todo, evitar premiar este tipo de comportamientos y tratar de ignorarlos para que tu perro no te manipule. Si lo que lo estresa son miedos o fobias, recurre a un especialista para que ayude a tu amigo.
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