Aunque se trate de una mascota muy aceptada en miles de casas de todo el mundo y lleve más de 15.000 años conviviendo con el hombre, los loros no están genéticamente preparados para ser una mascota. Por este motivo, los loros –en sus diferentes especies-, aún criados por el hombre desde su nacimiento, siempre retomarán su comportamiento primitivo. Esto último no significa que no tengan más apego con el hombre del que tendría uno completamente salvaje.
Si les facilitamos buenos cuidados y si desde pequeño se socializan con el entorno humano, pueden llegar a ser buenas mascotas, por esa razón es importante la adquisición de ejemplares criados en cautividad, sin duda su educación será más fácil y estará dotado de menos agresividad que los capturados en su entorno salvaje. A continuación te daremos algunos consejos sobre cómo cuidar a un loro, esperando que sean de utilidad a la hora de adoptar uno de estos magníficos animales.
Alojamiento
Las jaulas redondas le producirán estrés, no son muy recomendadas para el alojamiento del loro, aunque en muchas ocasiones son muy ornamentales, desde el punto de vista práctico limitan su facultad de movimiento. Lo ideal es disponer de una jaula espaciosa de esa manera el animal se podrá ejercitar, se sentirá más cómodo y sin duda será beneficioso para su salud.
Es importante que el fondo cuente con una parrilla con la finalidad de impedir el acceso al suelo de la jaula, obsérvese que es la zona donde se acumula restos de suciedad por excrementos y desechos de comida.
La jaula ha de disponer de sus correspondientes accesorios, bebedero, comederos, perchas o pasaderas y algún juguete para mantenerlo distraído; aunque los juguetes son importantes en la medida que ayudan a liberar el estrés, debemos percatarnos de que no sean demasiado grandes, ya que el ave no podría moverse con holgura.
El lugar donde se lo ubica debe respetarse siempre, ya que es un animal que si no se identifica con su área habitual se siente inseguro y es posesivo. Además el habitáculo seleccionado para el loro debe ser una zona cálida, sin demasiada humedad, soleado y sin entradas de aire, pues de lo contrario corre el riesgo de contraer algún tipo de patología respiratoria.
Alimentación
A la hora de cuidar un loro debes tener en cuenta la alimentación ya que es importante evitar productos que son tóxicos, debido a que el funcionamiento de sus riñones no está preparado para ello: chocolate, aguacate, berenjena y sal entre otros. Los productos lácteos, el azúcar y las carnes tampoco son recomendables. Se suelen desesperar ante las pipas de girasol y otros frutos secos, pero no debemos abusar de ellos dado su alto contenido en grasa, téngase en cuenta que la obesidad está contraindicada para estos animales.
Las frutas, legumbres y verduras frescas son muy importante para su dieta, aunque también se alimentará de semillas: en el mercado existen preparados de mixtura que vienen envasadas para mantener sus propiedades y ya han pasado por un proceso de lavado, con lo que son las más recomendables para los loros. Su dieta se puede complementar con cereales como la avena, maíz o el arroz, también con germinados, muy apetecible para muchas de estas aves.
Una alimentación equilibrada se puede también conseguir con otros alimentos, por ejemplo, piensos extrusionados especiales para loros; el fabricante elabora este tipo de productos atendiendo a las necesidades nutricionales del ave, son balanceados y sin suda positivos para mantener en forma al animal.
Agua limpia y fresca es indispensable, ha de renovarse a diario; también debemos suministrarle bloques minerales de fácil adquisición en tiendas especializadas de animales, con ello el loro podrá ingerir los minerales requeridos por su organismo, además les encanta jugar y picotear, es una manera de mantener entretenido al mismo tiempo que ayuda a que se afile su pico.
Educación
Para vivir relativamente felices, los loros deben identificarse con un líder dentro de la familia y sólo reconocerán a aquel que le demuestre cercanía día a día. Los loros necesitan sentirse protegidos por ese líder, por quien se sintió cuidado, respetado y seguro.
Para que nuestro loro se convierta en lo más parecido a una mascota doméstica, incluida las ganas de expresarse y hablar, deberemos convertirnos en su líder mediante su educación, enseñanza y comprensión. Hay que decir que al principio de la relación puede mostrar signos de desconfianza a través de encrespamiento de plumas y picotazos, pero con paciencia y demostraciones de proximidad, esto se irá revirtiendo.
Nunca debemos demostrarle que le tenemos miedo, ni siquiera cuando nos tira un picotazo; en este caso debemos evitar quitarle bruscamente la mano. Esto cambiará rápidamente desde el momento en que empiece a sentir nuestras buenas intenciones.
Hay que evitar por todos los medios presionarlo para que hable, sobre todo, para que diga la primera palabra; al principio le costará, pero si le demuestras paciencia y no cejas en tus demostraciones de afecto, se convertirá en un excelente parlanchín.
Un trato dulce y no brusco hacia el animal es importante para conseguir una mejor adaptación al entorno familiar; las salidas diarias fuera de la jaula, cuando esté familiarizado con su entorno, es una buena opción para ejercitarse, además facilitarle algún premio, por ejemplo, frutos secos, mejoran su socialización y educación, de hecho, le gustará acercarse para comer en nuestra mano.
Reproducción de los loros
El éxito en la reproducción de los loros se consigue a través de una alimentación equilibrada, buenas condiciones de higiene, un área espacioso y adaptado a la climatología que precisa la especie mantenida en cautividad.
Es fundamental disponer de una pareja compatible, ya que muchos ejemplares pueden mostrarse apáticos, incluso con cierta agresividad entre los mismos.
La zona destinada a la cría ha de ser amplia para que los animales pueden moverse holgadamente, la limitación en cuanto su capacidad de movimiento es muy negativa, incluso puede retardar el celo de los ejemplares reproductores.
Una caja de madera para que nidifiquen es importante dado que estimula el celo de estas preciosas aves, en el mercado podemos encontrar muchos accesorios destinados a la cría de loros, sin duda son útiles y prácticos para asegurar el éxito en la reproducción de los loros.
Debemos tener presente los hábitos de la especie destinada a la cría, por regla general ponen entre 3 a 6 huevos, el periodo de incubación concluye en torno a los 23 o 25 días. Nacen sin poder valerse por sí mismos, serán los progenitores quienes se encarguen de su alimentación. Sobre el mes y medio abandonan el nido y en torno a los dos meses o dos meses y medio se pueden valer por sí mismo, será el momento de separarlos de sus padres y trasladarlos a algún lugar espacioso para que concluya su fase de crecimiento y desarrollo.
Salud
La visita al veterinario para inspeccionar al loro es importante, de esa manera se controla y previene patologías en el animal. El veterinario de elección ha de ser especialista en aves exóticas, sus consejos serán esenciales para el buen mantenimiento y salud del loro.
Es imprescindible acudir al especialista en los casos de cualquier síntomas que nos haga sospechar que el ave pudiera haber contraído alguna enfermedad, por ejemplo, pérdida anormal del plumaje, deja de comer, diarreas, inflamación de ojos, poca actividad, temblores, adelgazamiento… En estos casos una inspección temprana por parte del profesional es esencial para que el ave pueda recuperar su salud y retornar a su estado físico habitual.
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